Un
observador atento del proceso venezolano y de su evolución en las
últimas décadas es bien consciente de que uno de los principales
problemas para el avance bolivariano es ese binomio
especulación-acaparamiento que afecta a los productos básicos,
especialmente a los alimentos. Sin embargo, este mismo observador
podría, debería, preguntarse cuáles han sido las acciones del
gobierno legítimo de la República para atajar estas cuestiones. Las
ha habido, desde luego, pero lo que parece fuera de duda es que éstas
no han sido suficientes.
Evidentemente,
en todo proceso de cambios profundos, lo diremos de este modo por el
enorme respeto que nos merece el término “revolucionario” y que
tan descuidadamente se utiliza a veces, las dificultades son
infinitas. Como afirmaba, Vladimir Ilich, ese gran revolucionario
(con todas la letras...) tan injustamente denostado por quienes no
han leído una sólo línea de sus trabajos, una
vez que se toma el poder, entonces
comienza lo realmente difícil.
Además, por supuesto, sabemos
que llegar al gobierno y tener el poder
son cosas diferentes. Sin embargo, hagamos un repaso rápido de
algunos hitos recientes.
En
el 2002 el Proceso salió reforzado al resistir al golpe de estado de
la oligarquía, y además tras él se pudo depurar a una parte de las
FFAA. Después del paro petrolero de finales de ese año se recuperó
en buena medida el control de PDVSA; se depuraron también muchos
cargos, y además se impulsaron acciones políticas decisivas, como
el lanzamiento de las Misiones o la fundación de la Universidad
Bolivariana. La aplastante victoria en el Referéndum Revocatorio,
Confirmatorio,
de 2004 fue asimismo un aldabonazo decisivo para el Proceso. La
táctica errática de la Oposición de retirarse de las elecciones a
la Asamblea Nacional del 2005 con la pretensión de deslegitimarlas
posibilitó que toda ella estuviera bajo control rojito.
Ajá,
veamos: ya hace años que además de la legitimidad y de la
superioridad moral (eso siempre es así frente al capitalismo…)
tenemos
el poder ejecutivo, el legislativo, el militar (lo que ocurre muy
poquitas veces…), y también el suficiente insumo de recursos
económicos como para llevar a cabo un proyecto. Por supuesto, ahí
está un pueblo firme del lado de las transformaciones. ¿Qué más
necesitamos? ¿A qué se aguarda para combatir con decisión la
especulación y el acaparamiento? ¿Para tomar control de la
producción y distribución de alimentos? Dicho de otro modo, ¿a
qué demonios se espera para asumir con responsabilidad las
obligaciones de gobierno en ese aspecto y a dejar de poner excusas y
de acusar a la Oposición? En ocasiones, me disculparán la
expresión, como si en lugar del Ejecutivo el que hablase fuera un
niño chico, un chamo de liceo.
Ya
sabemos lo que hace la oligarquía; aquí y en otras partes; hoy y
siempre. Bueno, hablemos de lo que tenemos que hacer y dejémonos de
infantilismo irresponsable.
Quede
claro, obviamente que todo lo escrito está dicho al modo en que
afirmaba el Comandante Fidel en su bellísimo discurso de 1961,
Palabras a los
intelectuales:
“Dentro de la
revolución todo, fuera de la revolución nada”.
Estas líneas están escritas bien desde
adentro y desde la izquierda,
con ánimo aportar y desde el trabajo militante cotidiano que aspira
a ser congruente con lo que dice.
Pero
también lo están desde un enfado bien legítimo por el rumbo que
tomó el Proceso hace ya, al menos, un lustro. Justo cuando las
condiciones parecían, eran, en términos objetivos, óptimas para
profundizarlo.
Desde
este punto de vista, y con toda la intención política, retomamos la
idea de lanzar una campaña contra La Polar. Tod@s sabemos que esta
empresa controla una inmensa cantidad de rubros y que es responsable
directa de muchas acciones de sabotaje contra el legítimo proceso de
cambios en la República. Sabemos que lleva 14 años implementando
estas prácticas, y ello ha quedado sobradamente demostrado en
múltiples ocasiones.
El
Gobierno Bolivariano ha amenazado en múltiples ocasiones a la
empresa con sanciones e incluso con la expropiación pero no ha
cumplido, lo cual crea una muy dañina sensación de impunidad. Esto
genera desazón entre l@s más comprometid@s con el Proceso, y la
sensación de que no hay una auténtica voluntad política de atacar
a las bases de la oligarquía capitalista, y de que tampoco existe la
suficiente audacia como para tomar el control efectivo de la
producción y distribución de alimentos.
Creemos
que un gobierno y un pueblo revolucionario en ejercicio de su
responsabilidad deben dejar de evadirla y de quejarse del
acaparamiento y la especulación. Ya sabemos cómo actúa la
burguesía, aquí y en otros lugares; ahora y siempre. No podemos
esperar otra cosa de ella como clase. Lo que debemos hacer es asumir
la parte de autocrítica necesaria, rectificar el rumbo y actuar con
decisión y, repetimos, con responsabilidad.
Como
decíamos antes, el Gobierno de la República Bolivariana tiene sus
manos el poder ejecutivo, el legislativo, el militar y los recursos
económicos más que suficientes para no depender de la burguesía.
Además, tan importante como lo anterior, tiene el apoyo popular y la
legitimidad moral para llevar a cabo medida para la profundización
en las transformaciones. Somos bien conscientes, claro, de las
tendencias divergentes adentro del “chavismo”; del avance de la
corriente socialdemócrata frente a la socialista, de la
cantidad de “pumalacas”, de dirigentes disfrazados con la camisa
roja, etc…. Está claro que debemos empujar en la dirección
revolucionaria… Nunca
una Revolución lo tuvo más fácil,
aunque nadie dijo que aún
así lo sea.
La
lucha contra la Polar y por la soberanía alimentaria pudiera
incluso haberse llevado a cabo asestándole importantes golpes por la
vía de la mera competición capitalista. Por ejemplo, impulsando una
línea de producción propia de cerveza y de otras bebidas; pongamos,
la cerveza y /o los refrescos “Frontino” ¡nuestro oso! Esto
impediría la especulación y la inflación desmedida, simplemente
manteniendo los precios de la producción socialista.
Nos
corresponde, por tanto, como pueblo organizado, cada vez más
consciente y más formado políticamente, impulsar las acciones
necesarias para que Venezuela retome el camino de avance hacia el
socialismo. En definitiva, reclamemos medidas efectivas contra la
empresa que nos ahoga. Debatamos en nuestras asambleas de base qué
acciones podemos impulsar para acabar con su política de sabotaje al
Proceso.
Nosotr@s
somos partidarios de la expropiación y de que el gobierno asuma la
responsabilidad de la producción y distribución de alimentos, para
que ninguna empresa con gran poder pueda extorsionar a la población.
Somos conscientes de que esto sucede con muchas otras empresas,
claro, pero creemos que focalizarla en una, en la principal, es
importante para no dispersar esfuerzos. Además, si hay una
especialmente responsable del acaparamiento, de la especulación y de
la inflación, y que además promueve estas prácticas criminales con
la misma alimentación, esa es La Polar.
¡TRABAJEMOS
POR UNA AUTÉNTICA SOBERANÍA ALIMENTARIA!
¡DEFENDÁMONOS
DE LA POLAR!
¡SAQUEMOS
A ESTE OSO DE VENEZUELA!
ASÍ
PUES, HACEMOS UN LLAMADO A LA PARTICIPACIÓN EN FORMA DE CONCURSO DE
IDEAS Y DE DISEÑOS.
Para
arrancar esta campaña, proponemos hacer una lluvia de ideas que sume
fuerzas contra esta empresa. Reseñamos algunas de las que partir,
simplemente como ejemplo:
-Pensemos
en una franela o un afiche en el que se lee, en la parte superior
“¿Qué hace este oso en Venezuela?”. En el centro se ve al oso
frontino (¡el nuestro!: vean su imagen en los billetes de 50, por
ejemplo) increpando al oso de la Polar (como si dijera la frase
mencionada). Abajo, aparece otra leyenda: “Especula y acapara”
-Pensemos
de nuevo en otra imagen en la que aparece el oso frontino dando un
puntapié en el trasero al oso polar. La leyenda dice: “El Frontino
va a acabar con el Polar”.
-En
otra imagen se ve al oso polar yendo preso en un furgón mientras el
frontino, con una franela de “Inspector Socialista” le ve
alejarse. La frase puede ser: “La justicia socialista acaba con la
especulación y el acaparamiento”
Como
veis, las posibilidades pueden ser muchísimas; en tan sólo un
momento de lluvia de ideas colectiva surgen un montón de propuestas
interesantes.
La
idea es elaborar con ellas franelas, afiches, pegatinas o simplemente
imágenes que puedan circular por la redes del modo más rápido y
contundente.
Hacemos
este llamado entendiendo, por supuesto, que esta propuesta no es
cerrada, y que cualquier aportación constructiva es bienvenida; más
aún: es necesaria.
¡SAQUEMOS
A ESTE OSO DE VENEZUELA!